miércoles, 8 de septiembre de 2010

RESTRICCIÓN DE PRENSA EN COLOMBIA

LA IMPORTANCIA DE LA LIBRE INFORMACIÓN EN CUALQUIER NACIÓN ES FUNDAMENTAL PARA EL DESARROLLO Y EL PROGRESO DE LOS PUEBLOS, SIEMPRE QUE SEA UTILIZADA EN BENEFICIO DE LA SOCIEDAD COMO PARTE INDISPENSABLE EN LA EDUCACIÓN DE UN GRUPO INTEGRAL E ILUSTRADO.

La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, mediante el cual, tenemos derecho a manifestar nuestros sentimientos y pensamientos ante cualquier situación, como partede nuestro desarrollo integral y cultural.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos señala que "una sociedad que no está bien informada, no es plenamente libre"; por lo tanto, el derecho a la libertad de expresión comprende tanto el derecho individual de transmitir pensamientos e ideas, como el derecho de la comunidad a recibir información.

En este sentido, la libre expresión de la palabra nos conduce a transitar por distintos entornos, en los que, indudablemente, están implicados los medios de comunicación, a través de los cuales consolidamos la libertad de transmitir cualquier mensaje.

En Latinoamérica, en términos generales, los medios masivos (empresas de comunicación) disfrutan de libertad de expresión, y los periodistas luchan entre los límites de la ética y la responsabilidad social y las líneas editoriales que imponen los dueños de los medios, puntos a tener en cuenta para la posibilidad de transmitir sus mensajes a un público heterogéneo.

Sin embargo, en Colombia, la libertad de información, ha atravesado por duros y espinosos caminos en la última década, que han marcado a un sin número de profesionales de la comunicación quienes, en virtud de su amor por la carrera, se han visto sometidos a amenazas por parte de sectores de poder, tanto económico como político, para acallar sus voces y establecer barreras a la libertad.

Por esta razón, muchos son los periodistas y los medios de comunicación colombianos que han tenido que hacer de la autocensura una medida de defensa, aplicada tanto a su persona, a su trabajo, como a los medios que representan.

Este mecanismo forzado que han tenido que adoptar los profesionales de la comunicación en Colombia, ha sido la respuesta a las arremetidas violentas por parte de fuerzas como agrupaciones represivas (crimen organizado, grupos armados y delictivos) y por el propio Estado (funcionarios públicos y de seguridad nacional).

En el año 2005, la Organización No Gubernamental Reporteros Sin Fronteras, calificó a Colombia en su informe anual "COMO EL PAÍS MÁS PELIGROSO PARA EJERCER EL PERIODISMO DENTRO DEL CONTINENTE AMERICANO". Todo esto a causa de las continuas amenazas, secuestros y asesinatos con que tienen que lidiar algunos comunicadores, por las características del trabajo y las investigaciones que realizan.

En este orden de ideas, la Fundación Para la Libertad de Prensa (FLIP) sostiene que las ciudades colombianas de Bucaramanga, Barrancabermeja y Bogotá, figuran como las zonas donde se registran más violaciones a la integridad de los periodistas.

ESTADÍSTICAS DEL MIEDO

La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) reportó que las violaciones a la libertad de información van desde el maltrato verbal hasta el secuestro.

En 2006 se presentaron 140 casos de secuestro y tres asesinatos. Para 2007 el reporte fue de 162 casos de secuestro.

La Fundación, señaló que el 33 por ciento de las amenazas contra periodistas en Colombia, las produjeron agentes desconocidos, el 17 por ciento fue por cuenta de funcionarios públicos; el 14 por ciento de los organismos de seguridad del Estado, para finalmente atribuirle entre el 10 y el 11 por ciento a grupos guerrilleros y paramilitares.

Asimismo, el 09 de febrero de 2009, la FLIP dio a conocer que en 2008 se denunciaron en Colombia, 130 casos de violaciones a la libre información.

El director de la Fundación, Carlos Cortés expresó en una oportunidad que "funcionarios o miembros de las fuerzas públicas han puesto lápidas sobre las cabezas de algunos periodistas en ciertas zonas del país, al señalarlos como colaboradores de la mafia, de la guerrilla o del paramilitarismo".

Cortés señaló que en 2008 no se presentaron casos de asesinato a periodistas (situación que no sucedía en Colombia desde 1985), por tres razones fundamentales: "no fue un año electoral; segundo, hay mucha autocensura, y tercero, otras formas de amenaza han reemplazado el asesinato".

De igual forma, Cortés agregó que "este fenómeno se debe a la ausencia de una legislación conveniente y la inestable situación laboral de quienes ejercen la tarea de informar, sobre todo en el orden regional".

Basados en los informes de la FLIP, 136 periodistas fueron asesinados en Colombia durante los últimos 30 años.

Colombia lidera la cifra más alta de asesinatos sin resolver a comunicadores sociales en Latinoamérica, según datos aportados del Índice de Impunidad del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).

INFORME SOBRE EL ESTADO DE LA LIBERTAD DE PRENSA EN COLOMBIA

Para el 2008 se conocieron 130 casos de violaciones a la libertad de prensa.

Pese a las investigaciones judiciales que se han venido desarrollando a lo largo de los últimos años, los avances en las averiguaciones de estos crímenes en años anteriores han sido muy lentos.

"Este fenómeno se debe a la ausencia de una legislación conveniente y la inestable situación laboral de quienes ejercen la tarea de informar, sobre todo en el orden regional".

La FLIP también refleja en su informe anual que a pesar de que en 2008 las amenazas contra periodistas se redujeron en un 15 por ciento en comparación con 2007, sigue siendo la principal forma de intimidación a los periodistas y el mecanismo más efectivo para coartar el ejercicio informativo e impedir que ciertos temas salgan a la luz pública.

La Corte Suprema de Justicia de Colombia ha tratado el caso de la información pública y de asuntos militares dadas las restricciones que en reiteradas ocasiones la milicia ha impuesto hacia las investigaciones de periodistas de ese país, lo que ha marcado un sesgo en la información para acceder a estas fuentes.

En una sentencia, la máxima autoridad de Justicia estableció que cuando el Ejército pretenda denegar una información por considerar que compromete la seguridad nacional, debe explicar de qué manera ésta se encontraría comprometida con la labor periodística.

La limitación de las fuentes informativas empleadas por periodistas y los medios de comunicación es otra consecuencia del escenario de intimidación para el ejercicio del trabajo de investigación.

En algunas zonas de Colombia, los comunicadores son presionados por uno u otro grupo armado al margen de la ley, e incluso por representantes del Gobierno local para publicar o silenciar cierta información.

CASOS EN COLOMBIA

Uno de los casos más emblemáticos de amenazas a periodistas es el de Daniel Coronell, director del noticiero de televisión Noticias Uno. Coronell comenzó a recibir amenazas en abril de 2002, luego de que en su noticiero sacó una nota en la que se cuestionaban algunas actuaciones del entonces candidato a la presidencia Álvaro Uribe Vélez (después presidente), cuando era director de Aeronáutica Civil.

En mayo de 2005, el periodista recibió dos coronas fúnebres en la antigua sede del noticiero. Una de ellas lamentaba su muerte y la otra, la de su esposa e hija.

Posteriormente recibió amenazas a través de su correo electrónico. En una columna de opinión, publicada el 25 de junio de 2005 en la revista "Semana", Coronell denunció públicamente que los correos electrónicos provenían del computador personal del ex senador Carlos Náder, amigo cercano del presidente Álvaro Uribe Vélez, según reseñó el propio Coronell.

La Fiscalía citó a Náder para que rindiera declaración libre sobre estos hechos, sin embargo, el proceso no presentó avances contundentes. Los constantes acosos contra el periodista lo obligaron a exiliarse en agosto de ese mismo año.

Los hechos más recientes se produjeron cuando el jefe del Estado colombiano lanzó sendas acusaciones al columnista de Semana desde una emisora de radio, en la que arremetió contra Coronell alegando que éste profería calumnias, lo que motivó al periodista a reaccionar exigiendo la intervención de la justicia en caso de que lo que publicase fuera falso.

La discusión se realizó durante una transmisión en vivo, cuando el columnista y director de Noticias Uno insistió en que "estoy mostrando una información del periódico El Mundo el 15 de junio de 1983, en el que indica que en un helicóptero (propiedad del narcotraficante colombiano Pablo Escobar), donde se encontraba Uribe Vélez, fue a la región donde habían asesinado a su padre y a su hermano, pero el aterrizaje no tuvo éxito".

La tensa situación desató una serie de reacciones de varios periodistas colombianos quienes criticaron al mandatario y se volcaron a respaldar a Daniel Coronell.

El director de Radio Sucesos RCN, Juan Gossaín, expresó "el Presidente independientemente de lo que sea, no puede reaccionar así ante sus críticos en una sola semana. No puede llamar miserable a un periodista, ni a cualquier ciudadano".
Otro de los casos colombianos lo protagonizó el periodista Gilberto Martínez Prado, quien desde 2003 es hostigado y asediado, y recibió nuevas amenazas, como lo denunciara el Centro de Análisis de Información (CADI) y la Asociación Democrática para la Defensa de los Derechos Humanos (ASDEH).

La denuncia indica que Martínez Prado, director de Colmundo Radio en Ibagué, recibió amenazas que provenían presuntamente del Bloque Tolima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Según el CADI, el periodista recibió un escrito en el que las AUC lo califican de "sensacionalista, traidor y manipulador", debido a su labor en la cadena Colmundo. La carta se encuentra firmada por el presunto comandante paramilitar Daniel Roa, quien además expone abiertamente que Gilberto Martínez Prado es objetivo militar de esta organización armada.

A raíz de esos acontecimientos, el comunicador ha solicitado protección a la Policía de Tolima, y con el tiempo su seguridad pasó a manos del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), sin embargo, Martínez Prado ha manifestado que no ha sido suficiente pues continúa recibiendo amenazas desde entonces.

Asimismo, el periodista Carlos Lozano Guillén, director del semanario Voz, quien ha tenido que lidiar con amenazas y agresiones durante varios años, recibió en mayo de 2002 una de las más controversiales, cuando fue encontrado un carro-bomba frente a las instalaciones del periódico que horas más tarde fue desactivado.

En 2005 recibió una corona de flores a la sede del rotativo que traía una esquela con el escrito "Para el sepelio de Carlos Lozano".

En todos los países del mundo, es fundamental contar con una instancia especializada en los delitos contra periodistas, para que cumpla las funciones de monitorear los procesos en las regiones; ordenar el traslado de aquellos que puedan estar siendo manipulados; investigar casos directamente, y servir como escenario de coordinación de las políticas de protección.

La mayoría de los procesos judiciales en Colombia, por distintos casos de asesinatos a periodistas, no arrojan grandes logros en su resultado. Violaciones a la libertad de prensa, con menos impacto social que el homicidio pero con un efecto igualmente inhibitorio para informar, pasan desapercibidas.

Para evitar convertirse en objetivo militar, y superar la autocensura y la supeditación a los mercados económicos, la respuesta que la sociedad comienza a fraguar es la creación de medios de comunicación alternativos.

La Fundación para la Libertad de Prensa rechaza todo tipo de agresiones a periodistas y a sus familiares, pues constituyen atentados contra la libertad de prensa y el derecho fundamental a la libertad de expresión.

El periodista mexicano, Jenaro Villamil, profesional del semanario político Proceso, opinó en torno a la situación que se está viviendo en Colombia, donde estimó que lo que está sucediendo "es una creciente criminalización, tanto por parte del Estado, de las autoridades, como por parte del crimen organizado, a la labor periodística".

"Es toda una estrategia de acusar al informador, de agredir y de amenazar al periodista para que no se lleve a cabo lo que finalmente es nuestra función, que es informar de una manera suscinta y lo más verídica posible los hechos", agregó Villamil.

"Lo que nos queda es utilizar las instancias internacionales y generar una opinión pública en todo el continente, no sólo en nuestros países para que estos fenómenos no se vean como aislados o exclusivos de algunos países, sino como una tendencia que se está generalizando y que es muy preocupante", enfatizó el periodista Jenaro Villamil.
http://www.youtube.com/watch?v=60rcck370-o

http://www.youtube.com/watch?v=Ej6z-thT1ZE 

http://www.youtube.com/watch?v=OfdSk6MYE8c

http://www.rcnradio.com/node/22862












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